LA BÚSQUEDA INDÓMITA DE LA VERDAD

Sí, bueno
deberías
de saberlo,
te cambia
la mentalidad
ante la vida,
digamos
que coge
tus puntos
de abstracción
y de absorción
y los deja
más lejos
de dónde
te lo hayas imaginado,
algún flashback
que otro,
pero merece
la pena,
ellos ven un cielo
azul,
unos edificios
grises,
unos humanos
pálidos
y un coche
con alguna
que otra
luz
rota,
tú ves líneas
invisibles,
cuidado
no las pisen,
diría
alguien
por ahí,
dejas
la palabrería
en una esquina
dispuesta
a que la recoja
otro charlatán,
tú ya no eres
un charlatán,
caminas
y caminas,
cantas
y de vez
en cuando silbas,
con las manos
metidas
en los bolsillos
del anorak,
y vives
sin reloj,
sin tiempo,
ese que
si lo piensas
te va
haciendo viejo,
poco a poco,
no tienes
porque llegar
puntual,
aunque
eres un maldito
reloj,
por eso
vives
sin él,
los segundos,
los minutos,
y los primeros
pero
vas cogiendo
conceptos
vacíos
para los demás,
pero tú
continuamente
andas
saltando
al vacío,
a la proyección
infinita,
así es la galaxia,
te das cuenta
de que sólo
tienes los pies
en la tierra,
para qué más,
podría
doler
más
saltar
de estrella
en estrella,
lo que
es la conciencia
se vuelve
un grito
insaciable
de obstrucción
de los puntos
claves
y se acumula,
y claro
todos
quieren
estar locos
pero sin
llegar
a ese punto,
sólo fingirlo,
a caballo
entre eso
y nada
te puedes
ahorrar
los barridos
visuales,
visión expandida,
línea
paralela
al horizonte,
sonrío
mientras pienso
soy la mente bala,
o un simple
pájaro,
cada
batir
de mis pies
no es nada,
lo destructivo
es mantenerse
a esa altura,
renovar
el permiso
cada mes,
a base
de destruir
neuronas,
sólo un día,
una vez,
una lección,
una vejez,
un poder extra sensorial,
ojalá
fuese
el limón
lo que
llenase
mi boca
principal.



Carlos Gutiérrez H, La búsqueda indómita de la verdad

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