LA BÚSQUEDA INDÓMITA DE LA VERDAD

Mientras
la miraba
fumarse
un cigarro
pensaba
en comerle
el coño,
pero lo di
por descartado
porque
eso
implicaba
follarla luego,
y bien,
dejarla
con una sonrisa
y el cigarro
de después,
es tan conocida
como desconocida,
en esas
mujeres me fijo
yo,
el abismo
de sus vísceras,
de sus
miradas
que podrían
hacer porno
duro
o literatura
exquisita,
y todo ello
envuelto
en mi cerebro,
en mi hueco
entre mis parietales,
por dónde
se escapa
mi no materia,
pero eso
no la pone
cachonda,
y lo sé,
una de las
pocas
cosas
por las
que podría
presumir
y ella
se piensa
que es todo
broma,
me mira
y la miro de reojo,
el eje de acción
está roto,
tengo
algo más
que un vértigo
y sonrío,
mi mente
se ha ido
por algunos
segundos,
y piensa
que mi sonrisa
es para ella,
me pregunto
qué hago allí,
qué espero,
que me besará,
quizá esté
en el momento
previo
a cambiar
mi vida
y no lo noto,
la respuesta
a todo
es nada,
sí es guapa,
pero no sé
si calmará
mis ansias
de ir más allá,
la carne es carne
y por eso
me da igual,
creo
que abrí mi mente
y me fui,
seguí caminado,
ella estremeció
por las leyes
de la vida,
y yo sonreí,
se tapó
la boca
horrorizada,
cómo
le explico
qué
eso es la vida
y no un gato
que ha cazado
un pájaro
al borde del agua,
al borde de su miedo,
qué hacía allí
sino iba a bombardear
nada,
en un momento
esperé
el beso
que no era mío,
no me lo dio,
pero a quién
le importa,
yo sonrío
porque
ya creo
en lo
que iba
a hacer
con mi
vida,
por mí
que regale
mi beso
a otro
que se la folle bien.



Carlos Gutiérrez H, La búsqueda indómita de la verdad

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La historia de nadie, de algo al aire.