jueves, 16 de octubre de 2008

SEMILLAS DE INFLEXIÓN

Creíamos que no, pero ya estábamos bajos los efectos de las semillas, aún nos faltaba por beber un poco, estábamos tirados en mitad del monte, cerca de una senda. Yo creía que no me hacía efecto, Dani lo decía y Jairo no sabía, pero los tres estábamos tirados en armonía con la naturaleza, visualmente la única diferencia que tenía era que los colores estaban un poco más desaturados, pero eso aún no sé si es verdad, porque no sé si cuándo llegamos ahí ya estábamos bajos los efectos o no; estaba tirado y me di cuenta de que si cerraba los ojos, veía como puntos y rallas, con destellos de colores que poco a poco se iban juntando y formaban como dibujos e historias y mi mente parecía estar en blanco pero ni mucho menos, era tal el barullo mental que ni me daba cuenta de que pensaba, tenía cien mil pensamientos importantes y todos a la vez y no era capaz de prestar atención a ellos y analizarlos como hubiesen merecido, yo estaba con los dibujos fosforitos, pero todo esos pensamientos los guardé, lo sé, son de esos pensamientos que andas por la calle y ves cualquier cosa y aquel pensamiento de a saber cuándo salta a la palestra y te enseña algo, digamos que los guardé y estoy esperando a las referencias de la vida para que salten, bueno a lo que iba, yo estaba tirado en el suelo con la capucha puesta y de vez en cuando abría los ojos, me costaba recuperar visión al abrirlos, y mientras todo aquello, que era armonía, dibujos, pensamientos y un sentir potentísimo yo tenía una parte de mi cerebro a analizar todo aquello, lo mejor de todo, y lo más agobiante quizá, es que no estabas tan drogado que lo sabías, con otras drogas al tomarlas y sentir los efectos sabes que estás colocado, como que la sensación es totalmente ajena, quizá abra puertas que nunca habías abierto y por ello no conoces esas sensanciones, pero con esto rompía los tabiques de las puertas que tenías abierto, las que estaban medio abiertas las abría y las que estaban cerradas, creo yo, que seguían cerradas. Mientras cerraba los ojos hubo un momento en que perdí los dibujos y sentía, no veía, un esquema de mí en la tierra, yo con los brazos y las piernas extendidas, sentía que me hundía, más que hundir era una especie de fusión, ¡éramos la maldita naturaleza!, y por lo tanto en ese momento inmortales como ella, siempre se quedaría nuestras huellas ahí, todos estábamos k.o, tirados en el suelo y de vez en cuándo levantábamos el cuerpo y parecía que todo lo anterior no hubiese sucedido, Jairo y Dani decidieron beberse lo último que les quedaba, dónde se encontraba quizá la mayor parte de semillas, las partes gordas, lo que no pudimos machacar, por falta de tiempo o porque sé yo, se lo bebieron y lo pasaron con un poco de zumo, yo bebí pero no me tomé todo, y ahí seguimos, empezamos a hablar después de que Dani se fuese por ahí y se sentase a observar o a sentir, supongo, y empecé a hablar con Jairo y grabé un cacho de lo que decía con la grabadora del móvil, luego improvisamos un poema que realmente fue un poco malo pero creo que fue la sensación de recitar en ese estado, fue algo inmejorable, era por probar qué se podía hacer pensando, vino Dani y le pregunté qué tal y me dijo que bien, nadie parecía que hubiese alterado nada pero había sucedido, estábamos todos en esencia, sin más, luego más tarde me miré las manos, las marcas habituales, los pliegues, las arrugas, todo era más profundo, quizá fuese el color, o el del sol, no sabía que pasaba en mí, estaba más profundo de lo que podía haber alcanzado alguna vez, millones de pensamientos, compresión de todo sólo con mirarlo, mi unión con la naturaleza y todo eso sentido más mi sentir impregnado en cualquier partícula que nos rodease, en algunos momentos tantas cosas me desbordaban, hacían que sintiese un ligero agobio, además el tiempo no pasaba, creo que iba más lento para nosotros, para que fuésemos capaces de apuntar, analizar, comprender y , sobre todo, aplicar, si después de todo no aprendiésemos nada de los colocones y experiencias, me quedaría sentado en el baño dejando que todo pasase hasta mi muerte, a todo esto la música sonaba, estaba en mi mochila habíamos conectado el ipod a un pequeño altavoz que tenía, en la ciudad no escucharías nada pero en el silencio de nuestra pequeña parcela en mitad de aquel bosque era lo único que era capaz de bailar con el silencio, no rompía el silencio era parte del silencio, y mientras la música rodeaba a los árboles como si fuese una serpiente o unas líneas de colores dinámicas yo pensaba en que podrían estar pensado, pero tampoco puede saberlo, sólo sé que se estaba tocando el pelo por turnos, algo que les parecía bastante interesante, no sé creo que a Dani lo que mola es experimentar con el tacto, éste no habla mucho, pero Jairo sí, bueno hablaba que algo era algo, con mi insistencia en hablar, a veces hablaba sin esperar respuesta o esperándola y no la obtenía, yo ya estaba cansado de estar tirado, o de no saber si estaba o no colocado, siempre dude, incluso hasta en los últimos momentos, decidí levantarme, quería caminar en cambio ellos no estaban tan decididos, estaban tirados y sin saber el porqué, yo una vez de pie, sentía algo más que el leve efecto, sentía que todo iba lento, no tan lento como si un segundo fuese diez, pero si como si uno fuesen dos, nuestro caminar era lento, parecía agónico, a veces era agónico pero por el estado, eran demasiadas cosas y no estábamos acostumbrados, poco a poco se iba asimilando, pero muy poco a poco, lentamente, como nuestro paso, les conseguí convencer y puse la música de tal modo que el altavoz saliese de la mochila y pudiésemos caminar con ella, empezamos a bajar por el bosque, poco dos o tres metros, hasta que encontré algo que en ese momento me hacía sentirme más que tranquilo, era un tronco en el suelo, fino pero lo bastante como para hacer equilibrio, y me quedé ahí haciendo equilibrio, sin importarme nada más, sólo durante algunos segundos,Dani quería notar su cuerpo suspendido y encontró dos troncos en el que pudo hacerlo, dijo que la sensación era increíble y lo probé, ciertamente lo era, Jairo se quería tumbar y Dani seguía callado después de hacer referencia a lo anterior. Encontré un sitio dos metros más abajo que estaría bastante bien para tumbarse, eran una plantas de tallos largo, quizá 40 cms. de alto con unas hojas de dos palmos o un poco más, era un lugar frondoso, si alguien se tumbaba allí y no estabas muy cerca podría pasar más que desapercibido, mientras tanto la música sonaba y sonaba, ritmos locos, que se podría esperar de The doors en directo, realmente la selección de música de esa día fue ideal; después bajamos y Jairo se tumbó, Dani se sentó y yo seguía de pie, con la mochila y la música, en ese instante sonaron canciones de no más de 5 minutos, vivía de tal modo la música que cada canción era como si fuese una personalidad distinta, sentimientos distintos, reacciones distintas, puntos de vista distintos y experiencias distintas, en ese momento me callé y al pasar un par de canciones lo dije en alto, tenía esa maldita manía de analizar todo, Dani estaba sentando, como ausente, Jairo no se había movido, ambos estaban en una conexión con todo, era todo muy raro, sigo sin creerme que fuese tan consciente y que sólo tenga una laguna de unos 5 ó 10 minutos, bueno a lo que iba, estábamos allí y no sé porque me agaché y me sentía especial por mi mochila, me sentía un aventurero, pero de la vida, del espíritu, del alma, abriendo puertas y mi conciencia, y sin más empecé a verborrear como jamás lo había hecho, con tal cordura, con tal experiencia en mis poros, en mis ojos, en mis labios encarnados, muchas en mí mismo, recuerdo que hablé de la sociedad y del chorro de alusión de lo que fuese para percatarnos, el ejemplo lo con el amor, con los detalles, en este caso la droga fue el mejor explicado, los 3 estábamos allí tirados, cada cual a lo suyo y no teníamos un chorro de droga dándonos en nuestra cara, sino pequeñas vertientes, pequeños hilos, más finos que lo que podrías percatar como fino, y al no ser un torrente o una cascada de efectos tú dudabas de la droga pero si te arriesgabas y te fijas en ese pequeño hilo, en ese pequeño detalle que te confirmaba el estado alterado de tu sistema nervioso, si hacías eso vivías lo que nadie jamás había vivido y muchos habrían probado eso pero es como leer un libro al final tu conclusión, tu aprendizaje es tuyo, es íntimo, también critiqué a la sociedad y a las personas que por culpa de la sociedad se están perdiendo, gente abrumadamente lista que por las imposiciones del tiempo y sociedad no desarrolla su percepción ni su conocimiento como podría hacerlo, ensalce a mi padre como persona inteligente pero tristemente machacado por la vida, no que fuese triste e infeliz sino que le faltaba tiempo, mi padre podría dejar en evidencia a todos esos intelectuales que anda sueltos; luego hable sobre el amor, sobre nuestra estupidez referente a ellos y recuerdo una frase que impacto, no sé si porque la última y dejé un silencio y así tragar saliva o realmente era acertada.

Tenemos más miedo a entrar a una chica que a la muerte - dije y tragué saliva, fue como el final de un concierto, Dani y Jairo “vitoreando”, me daban la razón.

De vez en cuándo ellos decían algo y tal, pero yo seguía con mi verborrea del alma, mi única misión en ese momento expresarme, no sabía si para cambiar algo o a mí, cosa que luego discutí con Jairo, hablamos de las masas, del porqué se generaliza, de si se podría cambiar algo, de la naturaleza, de todo, podría haber contado un chiste y hubiese sido la cosa más sentida y cuerda de las últimas tres ó cuatro generaciones, no miento, hablé hasta por los codos, parecía Cassady, incansable y rebatiendo argumentos, un mosquetero del dialecto, no es que me creyese el mejor, pero por ejemplo Dani dijo una cosa sobre unos senderistas que pasaban por allí y yo no estaba nada de acuerdo, decía que ellos no percataban nada de nada, no sabían que pasaba en el mundo, no le quité la razón del todo ni se la di del todo, y le expliqué, mejor dicho, dije que hay gente que se queda con lo de fuera pero otros con un mísero detalle aprenden más que con un libro, es esa información que tienes guardada en el cerebro o dónde coño sea que guardemos la información que pensamos que jamás vamos a utilizar, esa información sale a la luz quizá con una pequeña mancha en un cristal, o con que la escalera del intercambiador de Moncloa esté vacía en plena primavera, luego más adelante Jairo también participó en ese coloquio ácido y después de quizá hablar más de treinta minutos sin pensar, sino habiendo cogido esos pensamientos anterior incapaces de analizar y sólo tuve que abrir la boca para que todo saliese, más o menos organizado, a decir verdad yo hablaba y veía un cuaderno de notas, frases sueltas, ideas por concretar y mil tachones, quizá diástoles y sístoles; la única pena es que no grabásemos esa conversación ya que Dani, Jairo y yo dijimos mil cosas interesantes y ahí se han quedado, no se han perdido, por supuesto que no, si yo aprendí algo allí, la naturaleza también, todo lo que dijimos se quedó impregnado allí, con la compresión de los árboles, ahora veo un árbol y es todo tan distinto, en un momento justo de silencio Jairo empezó a llorar por la infinidad de emociones, callado, con las manos en los ojos, luego momentos después sonó una canción bastante emotiva para todos y ahí se palpó el sentimiento, era una capa más en nuestras piel, desde ahí podría sentarme e intentar escucharle durante toda una tarde y a ser posible en el centro de Madrid, para que la gente me insultase o recapacitase sobre la rapidez del universo, se pueden sentar y entablar conversación con ellos mismos, sus personas, su no-materia también lo agradecerían; luego estuvimos un rato en el mismo sitio callados, tirados, tocando la naturaleza, yo recuerdo que acabé con la piel seca y raspada de frotar los dedos contra un trozo de corteza del suelo, pero no me importaba es más, eso parecía desprender energía, después de un rato sintiéndome raro, parecía que ya no iba, les dije de levantarnos y andar, otra vez les volvió a costar, pero al final se levantaron y andamos, y ese preciso instante, en el que se confronta lo eterno y lo mortal, ahí, a los tres nos dio una oleada de sensaciones, latigazos de percepciones indebidas, la droga nos daba por primera vez, al menos a mí, un chorro de colocón, seguimos andando, nosotros pensábamos que andábamos bien, despacio, pero bien, éramos puro plomo dispuesto a ser moldeado como plastelina, y lo decíamos, y la palabra plastelina no sé que significaría en ese momento pero me hacía sonreír, creo que era ese sentir cósmico, ese sentir humano y sentir indebido, volvimos por nuestros propios pasos anteriores, la música sonaba y todo parecía una película, incluido los colores, saltamos aquella pequeña puerta-valla roja, y seguimos para abajo, estuvimos andando como si nada, hasta que el sol me golpeó y tuve la necesidad de volver a atrás y analizar esa salida, de la sombra de los árboles al sol, sin piedad, fue algo tan increíble, parecía como si hubiese renovado energías, una vez ahí, con el bosque a nuestras espaldas, decidimos andar por la explanada verde, era un caminar pesado pero tranquilizador, el tiempo seguía lento, o al menos para mí, estaba callado y tenía mil cosas que decir pero simplemente las filtraba en mí, de vez en cuándo decía algo pero sobre lo espectacular del colocón, seguía asombrado con la alteración de mi conciencia, era una vista de casi 360º, andamos hasta una mesa, a pesar de nosotros no experimentar un gran sensación corporal por la droga, debía de ser patente, ya que algunas de las personas que andaban por ahí nos miraron, a lo lejos todo hay que decirlo, después de esa plácido camino, llegamos a la mesa, nos sentamos, fue en gran parte un alivio porque empecé a experimentar otra cosa, era una sensación de que algo que había dentro de mí había salido, la sensación es rara de explicar, voy a poner un ejemplo totalmente ajeno pero explicará lo que yo sentía de todo eso,es como si mi cuerpo fuese un círculo amarillo y mi no-materia, alma, llámalo como quieras, fuese un círculo azul, éste salía de mí pero no del todo, entonces los dos trozos que se cortaban y esa fusión mínima que sería el verde era una pelea entre yo y mi alma, una guerra de comprensión, de querer ir más lejos aún pero no la dejaba por miedo a que no volviese o fuese capaz de asimilar lo que iba a comprender, era agobiante porque mientras todo eso ocurría volvían los mil pensamientos, y a todo esto tenía hambre, y de vez en cuando lo decía, yo tenía fruta en el coche pero nadie tenía hambre; Jairo estaba tirado en banco de la mesa, parecía una gota de pintura que cae y se esparce, pues así estaba él, Dani estaba con una pluma, no de esas alargadas de las cuales te imaginas a todos esos escritores antiguos mojando su tinta en ella, sino pequeñita y gorda, no sé de qué pájaro sería, da igual; dije de levantarnos, yo estaba inquieto, al final accedieron, parecía que por momentos bajaban los efectos, y yo ya insistía en comer y que se me fuese todo, empezamos a andar cuesta abajo y de vez en cuando alguna oleada gorda nos sacudía la cabeza, y ahí es cuando me vino una y empecé a notar mi cuerpo drogado aún no lo había notado así, sólo mi mente y demás, pero no drogada sino más abiertas, más dispuesta a recibir información y a sentir, pero eso sólo duró 5 minutos o así, seguimos andando cuesta abajo y Dani se encontró un trozo de tronco cortado, bromeó en llevárselo como recuerdo, como en el 30 de Marzo, que fue un vaso firmado por todos y después de insistir, no mucho, me lo dieron a mí para guardarlo, y ahí lo tengo en la mesita de noche, a veces pasa desapercibido pero siempre está tanto él como la esencia de aquella noche; bueno volvamos a lo que íbamos, estuvimos andando cuesta abajo por aquel verde, las sensaciones eran las mismas y no hubo nada que recordar a grandes rasgos, todo seguía igual, mente, corazón, alma y conciencia abierta hasta más no poder, llegamos a la carretera que había, muy cerca, y empezamos a andar no sin antes discutirlo entre los 3, dos queríamos andar por ella y así hicimos, después de no andar ni 5 minutos llegamos justo a la zona dónde dejamos el coche y dije de ir al coche a escuchar música sin más, a sentir, y también a comer un poco para que se bajase el efecto porque empezaba a ser agónico, y fuimos, Jairo se comió una nectarina y yo una manzana, Dani no quería nada pero antes de eso llegó otra oleada, mi mente seguía abierta pero ahora mi cuerpo estaba drogado, el tiempo no pasaba, era un flotar pesado, sentía mis pies en el suelo pero el resto del cuerpo volando, me asusté y decidí comer para que se fuese ya todo; una vez en el coche yo repetía que ya estaba bien que no sentía nada, el resto también, más o menos, y hablamos un poco y decidimos dar una vuelta con el coche en aquel parking de tierra, sentía mi conciencia muy amplia pero ya no sabía si era efecto o que realmente estaba concentrado en expandirla, en ese momento era del efecto pero más tarde he conseguido abrirla no tanto como ahí pero sí más de lo normal, sólo es concentración; y no sé porqué decidimos marcharnos a casa, todo parecía que había pasado, empezamos a salir de allí, todo era verde y un gris oscuro en mitad de todo aquello como una pisada en un cuello, sentía alguna conexión no corpórea con aquella multitud verde, pero fue sólo durante segundos, quizá fue sólo imaginación, al final salimos de aquel magnífico bosque y emprendidos el viaje por las típicas carreteras de fuera de poblado, todo lo verde se convirtió más en ocre y algo de verde de vez en cuando, del viaje sólo recuerdo una cosa, lo demás lo olvidé porque a pesar de todo estaba bajo los efectos y más que nunca, yo iba sentando de co-piloto y empecé a decir que yo si seguía con aquello y ellos se rieron y también dijeron lo mismo y miré al frente, decir que respecto eso, el viaje fue muy tranquilo y sin hablar, me impresionó la sensación de velocidad y sentía como si todo fuesen planos, papeles rígidos colocados uno detrás de otro para dar sensación de profundidad, parecía una broma todo aquello y eso es lo único que recuerdo del viaje, excepto algunas imágenes vagas al igual que el sentir,- y ahora que lo pienso a todo el sentir ahora sería nuestra recepción sensorial extra, sí creo que se podría definir así - una vez llegamos cerca de dónde queríamos estuvimos rondando hasta encontrar sitio, era tan raro ver a la gente de a pie hacer vida sobre asfalto, yo tenía ya la idea de bosque como vida pero todo eso me desmontó todo, todos con sus bolsas, sentía un rechazo ligero al asfalto. Según aparcamos vi las pupilas de Dani que eran exageradas, no sé porque en el bosque no se nos habían dilatado ni nada, me comí el plátano que me quedaba pensando que se podía rebajar, pero nada, lo más raro de todo es que las pupilas se dilataban cada cierto tiempo y se encogían, sin más, mientras íbamos de camino a comprar algún bollo, hacíamos vida normal, esa que yo estaba rechazando ligeramente hace unos minutos y me sentía en armonía, mi único temor eran las pupilas, y a ser sincero quería que se acabase ya, no sé porqué pero estaba muy cansado, pero era sólo pequeños momentos, a veces era hambre de verdad y otras para acabar el efecto, ante todo tenía ganas de estar en mi barrio; fuimos a comprar a unos chinos, compramos un par de bollos y nos fuimos a sentar a una plaza con dos o tres bancos, y nosotros nos sentamos en una especie de fuente, sin agua claro, y ahí no sentía nada, quizá era por lo que dije anteriormente de que era un hilo finísimo que tenías que estar atento y nosotros estábamos hablando sobre todo lo que habíamos sentido, pensábamos que se había acabado el efecto, mientras estábamos allí pasó un hombre con un gran bulto en la cabeza y Dani se rió, Jairo y yo le dijimos que sino había aprendido nada de todo lo anterior, dijo que sí pero que le hacía gracia, volvíamos a estar en la fina onda de todo, me sentía volando pero totalmente pesado, después de un pequeño incidente con un conocido del padre de Jairo, pero sin importancia realmente no cruzamos ni palabras con él pero fue una frase precisa que pudo oír, total tonterías en ese momento y ahora, nos fuimos a un parque cercano mientras nuestras pupilas seguían su particular baile de dilatar y contraer, en el camino no para repetir de que estaba más que jodido, tenía el cuerpo drogado, era la segunda vez que lo sentía, no tenía fuerza para levantar las manos, pero era hasta placentero era una especie de unión, que después de semanas aún no sé con qué era, realmente hasta días después de todo no había asimilado todo, sé que había sido grandioso pero no tenía los detalles concretados, una vez llegamos al parque nos tiramos en un césped y nos dedicamos a mirar el cielo, Dani por una llamada estaba un poco incómodo y eso lo notaba bastante, era como si por el lado más cercano a mí notase su mala vibración, su incomodidad, su preocupación, pero a los diez minutos lo arregló pero seguía incómodo, le habían jodido todo, me parecía que estaba fuera de nosotros, yo seguía mirando el cielo y las ramas de los árboles, mi comprensión era ahora débil, aunque había momentos en que el cielo se caía, metafóricamente y deja gotear información para que mi cerebro, ahora más calmado la guardase y la sacase cuando creyese oportuno, y fue al segundo, era como que Jairo estaba más lejos de nosotros y le miré, y estaba tirado como medio dormido pero con los ojos abiertos, y le empecé a hablar y él no contestaba, respiraba ligeramente, y yo le seguía hablando y hablando, hasta que me preocupé y le di un golpe y es como si saliese de un sueño.

-¿Qué? - replicó Jairo
-Te estaba hablando, tío, no respondes y con la cara que tenías pues me he preocupado - le dije.
Se río.

-Pero si estaba hablando contigo, tío - dijo casi chillando, mientras se reía.
-Pero... ¡qué dices! - le dije sorprendido.
Sí, sí- dijo y se incorporó a un poco a la vida, se levantó.

Y ya me lo explicó todo, él sentía que me hablaba, una especie de telequinesia, quizá la información que me cayó a mí fue Jairo directamente para mostrarme lo siguiente, fue increíble, yo seguía asombrado mirando el cielo y los árboles, y por lo anterior, era todo como siempre pero era esa pequeña y ligera conexión que me hacía estar al tanto de todo, más allá de este plano, la sensación de estar en la hierba era distinta, aunque no en mayor grado que cuando estuve tirando en el bosque, la tarde había sido increíble, yo al menos había aprendido multitud de cosas, había vivido en la compresión, quizá hubiese vivido un ahora sin importante lo demás, a pesar de tener el cerebro machacado y exhausto; y entre tanto la noche fue cayendo, no diría poniendo el telón de fondo porque al menos yo aún sigo con lo aprendido de aquel día, poner el telón de fondo, un punto y final sería que hoy no aplicará todo lo que aprendí, todo lo que llegué a interiorizar, todo lo que expulsaré que sé que tengo escondido en algún rincón de mí, o guardado en algún plano lejano de mi mente. Pasaron dos o tres días para que pudiese empezar a escribir esto, empecé otros y los borré, tuvo que pasar el tiempo para que yo asimilase lo que pasó, asimilase mi limpieza interior y mi vida nueva, interiormente, quizá suene exagerado, me da igual cómo suene, después de eso puedo decir que mi vida ha cambiado, poco a poco, mejor a mejor, comprendiendo más, y así es, no tengo que dar explicaciones a nadie; aquello me cambió.






Carlos Gutiérrez H.



Más que aclarado está ahí. Que nadie se ofenda ni entienda mal, eso ya no sería problema mío.

1 comentario:

Unknown dijo...

jaja puto intro.... y estoy buscando informacion en cannabis cafe, clicleo en la experiencia de alguien pa leerla, termino de leerla y es tuya , leyendola pense ke se parecia a cosas ke tu tb sentiste, por lo ke me contaste de la musica y que tb cojiste el coche, asi que algo intuia, me alegro ke tuvieses una bonita experiencia y que la hayas escrito tiene su merito y esta entretenida. a cuidarse.