jueves, 18 de septiembre de 2008

SIN TÍTULO CON MOSQUITOS

Se empieza a acumular el polvo en la mesa, es una leve piel de sentimientos, dónde el canguro salta y forcejea con el destino. Acumulo polvo, horas muertas, carne, pelusas en la alfombra, fotos, recuerdos con chinchetas en la pared, acumulo chincheta sin más, marcas de chinchetas, agujeros en la pared, en los tendones y el lóbulo derecho de mi cerebro, y también en el izquierdo, así nadie se quejará de nada, excepto yo. Un mosquito vuela, le sigo durante dos segundos y desaparece en la inmensidad de la habitación, para él, y en mi habitáculo reducido para mí, es pequeño, más bien es grande y quiero acumular demasiadas estupideces e ironías, pero no cualquiera, sino las mejores, las que hagan sonrojan a la humanidad, que le baje los pantalones y se ría por su falsedad, egocentrismo y esas estupideces que he querido coleccionar. Te puedes sentar en una silla y sin más. O puedes seguir dando caza a los mosquitos y demás, dejarte la vista, el ánimo y la desesperación, a cualquier hora del día, pero es peor por la noche, te zumban en el oído como lo hace el sin sabor de la vida en el alma, sin compasión, sólo buscas picarte, morderte y no estoy seguro, pero haría un silencio de unos dos segundos y susurraría que también nos quieren absorber el alma. Los veo en todas las partes, en la pared, en la estantería, mejor dicho en el lateral de la estantería, ese trozo de madera que pasa desapercibido diariamente, así es, aprendo de los malditos bichos, dejo la ventana abierta por el día y por la noche empieza mi curso de desesperación humana y atención por lo inútil, según tú y según yo, pero hoy tengo miedo porque me he cortado el pelo y no sé cómo será todo, quizá se mofen de mí, de mi poco pelo, comparado con el acostumbrado para ellos, mis pelos salvajes, más salvajes que ellos fíjate lo que digo, más que ellos, creo que hoy harán más negra la oscuridad, creo que se preparan para atacar, ayer me levanté con cinco picaduras, no sé a pesar de ser bichos, sin conciencia aparente, me dan caza cuando duerme, saben que soy yo quién les persigue, pero es su maldita culpa, si ellos no me zumbasen en el oído no iría detrás de ello, yo quiero dormir bien, sin más, si dejan de zumbar, les dejo que me piquen sin más, pero no es así, ellos son vengativos, a veces pienso que soy su único recuerdo, a veces entro en la habitación y se mueven unos cuantos, aunque tampoco hay tantos, siempre pienso que sólo habrá uno, y le doy caza, pero a las dos de la mañana me zumba otro, para joderme, sólo para eso, maldita sociedad de mosquitos y demás, lo peor es que me levanto, enciendo la luz y me quedo quieto, no busco por la luz, busco sombras que no suelan estar siempre ahí, miro en los lugares dónde jamás pensarías que están, son esos lugares que existen pero al cabo del tiempo los olvidas, quizá porque tu mirada no pasa mucho por ahí, pero sabes qué es lo que más me hace gracia que no tengo piano, y se rió un mosquito.

-No te rías. Oye tengo una duda, ¿es aquí dónde se hacen revueltos de sentimientos?- Le dije al mosquito trompetero, que hace escasos minutos intentaba matar.

- Buenas noches, hola. Pasé usted, ¿en qué puedo ayudarle? - respondió el mosquito mientras arrugaba su trompa al pronunciar.

- Quería comerme una sopa de clítoris y corazón, fría, por favor - respondí sin inmutarme, sabiendo que hablaba con un mosquito y sin haber salido de mi habitación.

El mosquito se dio media vuelta y vaciló. Mientras se le oía murmurar, creo que puede entender algo así como “Ummmm veamos que podemos hacer”, pero claro su maldita vocalización ya era penosa, pues imaginar la dificultad con la trompeta ahí.

-Sopa caducada... - dijo y al instante esbozo una sonrisa o es que el aire le pegaba contra la cara, me miró y dijo - Aún así se la puedo vender.

-No, me conformo con sesos irónicos de sociedad - le dije y se dio media vuelta - Ah, y un mendrugo de pan, por favor.

Empezó a refunfuñar y no me quedó otra que observar a dónde iba, voló y lo perdí, algo tan pequeño desaparece con nada, como comenté antes, después de un par de minutos buscándolo, lo encontré, en uno de esos sitios que olvidas que existen.

-Perdone, para antes de la una de la mañana no quiero que me zumben en el oído mientras duermo - le dijo con sarcasmo.

Por dios, me ofende - dijo el mosquito.

Y lo maté. Pero debe ser una plaga porque aún así me zumbaron en el oído y el maldito canguro se reía en una esquina, quizá sea por el destino.




Por Carlos Gutiérrez H.




Algo más que una locura, encierro bichos en mi habitación y aprendo de ellos.

1 comentario:

min0riabsoLuta dijo...

Si por mi fuera extinguiría los mosquitos, los odio tanto como a los seres humanos.

Yo no aprendo de los bichitos de mi habitación ¿hago mal al no prestarles esa atención?

Por cierto, ya entiendo tu nick del msn! xD